A finales del siglo XIII, es decir, hace poco más de 700 años, Escocia atravesaba uno de los momentos más críticos y difíciles de su historia. Tras el fallecimiento del rey Alejandro III en 1286, la única heredera al trono era su nieta Margarita. Sin embargo, la pequeña tenía apenas tres años de edad, y obviamente, no tenía noción alguna de lo que era dirigir un reino. A partir de allí tuvieron lugar una serie de sucesos bélicos y de ocupación extranjera que dieron paso a William Wallace de Braveheart, uno de los personajes más trascendentales en la historia de Europa y de quien le hablaremos a continuación. Así que alista tus maletas y prepárate para viajar en el tiempo.
¿Quién fue William Wallace de Braveheart?
Fue un soldado escocés de ascendencia galesa nacido en Elderslie en 1286. Los Wallace eran un linaje vasallo de la dinastía de los Stewart, y el nombre deriva del francés “Le Waleis” (los galeses). Tuvo especial protagonismo cuando se registraron la serie de eventos en su país natal respecto a los intentos intervencionistas de Inglaterra a través del rey Eduardo I. Fue quien se puso al frente de las fuerzas nacionales para luchar contra el dominio extranjero.
La palabra “Braveheart” en español significa “corazón valiente”, y este era el apelativo que mejor definía a William Wallace. Es considerado un prócer legendario de la independencia escocesa y uno de los personas más relevantes de la historia europea, tomando en cuenta que fue un valiente guerrero leal a su país y su pueblo.

Braveheart como defensor de Escocia
Luego de que Alejandro III falleciera y sus fuerzas se pusieran al mando de la pequeña heredera al trono, las cosas parecían ir tomando el rumbo correcto. Pero la tragedia aguardaba nuevamente y la pequeña Margarita también murió. Con el trono desprotegido, el rey Eduardo I de Inglaterra vislumbró una oportunidad única de intervenir en los asuntos de Escocia. Utilizó a John Balliol como “rey títere a su servicio” durante un tiempo y cuando intentó arrastrarlo a una guerra feudal con Francia, las cosas cambiaron.
Los barones escoceses se volvieron en su contra y le desafiaron, ratificando la creación de la vieja Alianza Franco-Escocesa. Tras haber perdido a la autoridad, humilló a Balliol en público despojándole de todas sus insignias. Pero Wallace había jurado lealtad a su rey e inmediatamente se puso al frente de la lucha contra los ingleses.
Fundación de la milicia campesina
Wallace no estaba dispuesto a tolerar los abusos e intenciones intervencionistas de Eduardo I y las tropas inglesas. Esto le condujo a construir un ejército conformado en su mayoría por campesinos y junto al obispo de Glasgow, Robert Wishart, dirigió la legión de hombres que entrarían en batalla. Tras la instauración de esta revolución campesina, efectuó el famoso asalto a Lanark. Allí, junto a sus hombres, mató a 30 ingleses y ejecutó al sheriff en el castillo de la ciudad. La causa por la cual asesinó a sangre fría al sheriff de Lanark fue porque este había asesinado previamente a Marion Braidfute, la joven esposa de Wallace.
Desde entonces lideró cientos de emboscadas contra el ejército inglés generándoles grandes bajas de soldados. Su auge y popularidad iban también en ascenso, y las fuerzas nobles de la realeza se unieron a el para luchar contra los extranjeros comandados por Eduardo I. Junto a el trabajaba también Andrew de Moray, que arrebató a los ingleses todos los castillos que habían ocupado sobre el noreste de Escocia.

Batalla de Stirling
Tras unir fuerzas militares con Moray, ambos ejércitos se asentaron en Stirling a la espera de las tropas invasoras que se dirigían al campo de batalla con intenciones de recuperar los territorios perdidos. Pero cuando los ingleses atravesaban un estrecho puente de madera sobre el río Forth, el aguerrido Wallace hizo honor al pseudónimo “Braveheart“. Se estima que murieron más de cinco mil ingleses, mientras que los soldados de Wallace y Moray capturaron a Hugo de Cressingham, quien había servido de guía a los invasores.
Cressingham fue asesinado brutalmente por los escoceses, quienes le arrancaron la piel a tiras y se las repartieron. La baja más sensible de este enfrentamiento fue la de Andrew de Moray, quien no soportó la gravedad de las heridas infundadas por los ingleses y falleció poco después de la batalla.
Caída en Falkirk
Con el éxito aún latente de la victoria en Stirling, Wallace se asentó junto a sus hombres sobre las inmediaciones de Falkirk para esperar a las tropas de Eduardo. Pecó de confianza durante la batalla y cedió la iniciativa de ataque al enemigo, que desde el primer momento no tuvo piedad en atacar por todos los costados a las fuerzas de Wallace. Incluso, el ejército inglés se había equipado con arcos galeses de mayor alcance que los tradicionales, por lo que la lluvia de flechas disparadas por los arqueros ingleses cobraron miles de vidas en la batalla. La mayoría murió, algunos otros se entregaron y unos pocos, entre esos Wallace, decidieron huir.

Muerte del Braveheart de Escocia
Mientras los nobles escoceses se rendían ante los ingleses, Wallace se negaba a pactar la paz con y seguía en fuga. Viajó a varios países en busca de apoyo económico y de soldados que le ayudasen a formar una nueva guerrilla para batallar contra Eduardo I y sus tropas. Sin embargo, sus esfuerzos fueron infructuosos y retornó a Escocia para luchar por sus propios medios. Fue capturado por el ejército real, acusado de traidor y condenado a muerte.
Su ejecución se llevó a cabo de la manera más escalofriante posible. En primera instancia fue arrastrado atado a dos caballos por varios kilómetros. Posteriormente lo ahorcaron con una cuerda por varios minutos y la cortaron antes de que muriera. Luego lo mutilaron y le sacaron las tripas, puesto que ese era el castigo que se le daba a los traidores de la corona. Prendieron una hoguera y allí lanzaron su corazón, pulmones, hígado e intestinos. Cortaron su cabeza y la colocaron sobre la punta de una lanza. Era exhibida en el puente de Londres como una especie de trofeo y advertencia a los posibles rebeldes.

Así fue el auténtico William Wallace de la famosa película Braveheart, dirigida y protagonizada por Mel Gibson. Tras su estreno en el año 1995 ganó cinco premios Oscars, incluyendo el de mejor película. Esta fue la emocionante vida del auténtico William Wallace, el Braveheart y héroe de Escocia, quien tuvo un desenlace fatal tras haber defendido a capa y espada a su país natal.